Los últimos meses han sido el preludio de una nueva era. Los cambios que se están dando son, como predecía el profesor Charles Handy, discontinuos, sin precedentes. No podemos revisar la historia económica reciente para entenderlos plenamente ni siquiera de la Gran Depresión. Hay ciertas similitudes, como son la especulación en la bolsa de valores, la ignorancia financiera de muchos inversionistas que usaron sus ahorros y pidieron prestado para ganarse la lotería con las acciones que crecían y aumentaban su valor diariamente. Es famosa la anécdota de J. P. Morgan, un astuto financiero estadunidense al que su limpiabotas le pidió un consejo de qué acciones debía comprar para hacerse rico. Llegando a su oficina Morgan mandó vender todas sus acciones en la bolsa y al volverse líquido, logró salvarse de la debacle de 1929.La situación actual es de gran incertidumbre: los vaivenes del señor Trump han creado una atmósfera tóxica, con aranceles en continuo zigzag, órdenes presidenciales que causan estupor en grandes poblaciones y países, incluidos aquellos que votaron por ese gobierno. Bajo esta fórmula inestable, financieros muy creativos y amorales han hecho su agosto en los mercados financieros, con esquemas como ciertas criptomonedas no muy bien entendidos y, proliferando la delincuencia organizada en múltiples fraudes.El mundo se está purgando de esta euforia, a un costo muy alto y todavía impredecible. Por lo pronto países totalmente capitalistas y de libertad empresarial casi irrestricta, sin intervención del gobierno, están tomando medidas inauditas, que casi se podrían llamar socialistas o populistas. Tuvimos el Fobaproa mexicano tan necesario en su momento, pero tan desaseado que causó la eventual caída del régimen priista. Y qué decir de la nueva política de gasto social creciente sin asegurarse primero los recursos para sostenerla y la creciente deuda pública que en ciertos casos (Pemex, CFE) ya es insostenible.Hasta la lucha contra el crimen organizado se podría parecer a la “Ley Seca” que impulsó el contrabando de licores, las mafias y una guerra sorda. Ahora se llama huachicoleo, derecho de piso y otros delitos.A pesar de las similitudes, esta época crítica es diferente. En principio es de carácter global y casi instantánea por la difusión en las redes sociales incontrolables, con la imposibilidad de prever su final y profundidad.Vienen tiempos turbulentos y es una razón más para ser prudente, cauteloso y asegurar la salud financiera empresarial, personal y de su patrimonio. Definitivamente nos está tocando ya la especulación del dólar (ahora buscando debilitarlo), aunque ha sido bien manejado por el Banco de México.Los cambios sin precedente de la actualidad pueden crecer en un futuro cercano, lo cual es muy probable, pero en un algún momento tendrán un final desde el regreso a cierta “normalización” de políticas y negociaciones racionales o derivando en un estallido de grandes consecuencias para la humanidad, empezando por los más desprotegidos, que siguen siendo mayoría.No olviden usar su sentido común, regresar a sus raíces familiares y a los deseos de acercarse, con humildad y criterio a la unión y armonía. Recuerden sus valores y el de los emprendedores que, con trabajo y buen tino crearon el México moderno. Y, por favor, no pierdan piso. Mucha comunicación y toma de decisiones conjuntas servirán para defenderse parcialmente de estos vendavales. Consultas:5519929283 Salo Grabinsky
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